Ser mozo de un restaurante no es fácil. Hay que lidiar con las preferencias inidivduales de la gente, la fatiga y el humor de un viajero o un camionero, a veces con alguna mala cara y otras con la gratitud por haber recibido una buena atención.
En este mundo de exquisitos platos, de atrapantes aromas y el sabor de un buen vino, está Miguel Ángel Lucero, popularmente conocido como «Pantera». Para muchos, uno de los gastronómicos más populares del sur cordobés.
«Han pasado ya 50 años. Comencé en el comedor de la YPF a los 11 años. Estaba a cargo don Cappellari, después Miguel Budín, Macor, Don Pedro Conti, el Gordo Teillagorry. Han pasado los años y lo más lamentable es que mucha gente ya no está». Con mucha meditación para recordar aquellos tiempos, «Pantera» recordó que se trabajaba mucho. Al comedor de la YPF llegaban colectivos de larga distancia y con rapidez había que atenderlos porque cenaban allí. «Yo los atendía a todos», dice con una sonrisa. Hoy cambió el escenario pero el resto todo es igual.
Mientras se abrocha la chaqueta porque va a ser la hora de comenzar a recibir a los comensales que a diario llegan al Comedor San Jorge de la Estación de Servicios Puma, (ruta 8 Km 651), Lucero rescata que en tantos años le ha tocado atender a diversas personalidades. Artistas, pilotos de autos, políticos.
Recordó la anécdota de una vez que llegaron al Comedor San Jorge unas personas. «Teníamos dos patas de jamón preparadas con el soporte y todo. Vino uno de esos señores me dijo: Por favor. Resérvemelo que a la tarde regreso para llevármelas. Iban a la Exposición de la Rural de Río Cuarto. En efecto por la tarde vinieron y se llevaron los jamones. Era el señor gobernador de la provincia de San Luis Alberto Rodríguez Saá. También estuvo el «Chaqueño» Palavecino amante del buen asado que se sirve allí. Hace poco llegó el cantante Jean Carlos que estuvo en Río Cuarto este viernes y al que fui invitado.
¿Cual es el secreto para una buena atención? Preguntó el Portal Regional. «La amabilidad, la sinceridad y el buen trato a la gente», respondió si titubear.
Noche de festejos de los enamorados en Sampacho. Pantera prepara las mesas. Pueden venir 50, 70 o 100 personas. Para él no hay problema. Los atiende a todos. «Un sábado a la noche hay promedio de 80 personas y a veces llega un colectivo con 50 más y se los atiende a todos».
«El secreto, además de atenderlos bien, es la rapidez con la que le traemos la comida que le pidieron. Acá tenemos un equipo para trabajar bien».
Entre ellos una maestra de la cocina como es Sabrina quien hace 23 años que ejerce ese trabajo haciendo verdaderas maravillas en la cocina o en la parrilla. También está la dulzura de Anabel que es la recepcionista.
En el ir y venir por las mesas, este mozo de 50 años de profesión, se da el gusto de sugerir alguna de las comidas que se ofrecen en el menú.
«Y ni hablar de los vinos. Tenemos algunos realmente buenos, por eso los sugiero porque sé que al cliente le van a gustar». En un momento recordó la figura de Norma que era muy especial en la delicadeza de ornamentar el lugar cuando había fechas especiales.
Llegan los comensales. El reportaje se tiene que interrumpir. La acción de atenderlos a todos los que vienen, con exquisitos sabores, se reitera. Mañana al mediodía será igual y a la noche otra vez.
«Esta es nuestra vida. Atendiendo a la gente que viene, haciéndolo bien porque se tiene que disfrutar de una buena comida, un grato momento y por supuesto una buena atención. Un saludo para todos nuestros clientes y amigos», expresó finalmente.
Textos: Mingo Amaya
Fotos: Bibiana Moreira


