Allá por mediados de los años 80 aproximadamente, a la Diócesis de Río Cuarto se les ocurrió una idea genial. La de los certámenes de música cristiana hecha desde las mismas parroquias.
La metodología era así:
Cada parroquia que tuviera grupos musicales para las misas (ahora se llaman Ministerios de Música), estaban facultados para organizar un festival con la presentación de esas canciones que debían ser inéditas y guardar estilos netamente cristianos. En consecuencia podrían participar quienes incursionaban en ese rubro y de hecho, a pesar de las organizaciones parroquiales, hubo concursantes evangélicos (muy buenos algunos de ellos). Los ganadores de la región debían ganar sus sedes, luego pasar a una instancia de mayor importancia en Río Cuarto y los que se erigían en triunfadores, pasaban a la final en Córdoba Capital.
Recuerdo que se premiaba la actuación con ejecución de instrumentos y la canción cuya letra debía ser inédita. Los jurados eran personalidades vinculados a la música cristiana por ello habían entre los miembros algunos sacerdotes y religiosas.
Por su importancia musical, Sampacho fue elegida como la primera sede de la regional Sur. Hubo otras caso Alcira Gigena y de otros destinos. Todas las sedes contaron con numeroso público que colmó las salas totalmente. Hubo canciones que perduran hasta el día de hoy y hubo músicos que prolongaron su función dentro de los estamentos parroquiales.
«Fue algo muy lindo y positivo. Recuerdo que vino a Sampacho el padre Isidro Pereyra y fue uno de los delegados de ese festival. El padre era buen guitarrero y sabía mucho de música», expresó el Padre Miguel Hippermayer que era párroco por entonces. Al mismo tiempo el Padre Miguel recordaba que previamente, se solicitaba un cassette con el audio de la canción o bien la partitura de ser posible.
A sala llena
En el primer festival la sala del Cine 19 de Noviembre de Sampacho lucía repleta. Había delegaciones de la zona (Coronel Moldes, Adelia María, San Basilio y Bulnes) y el festival comenzó su desarrollo, incluso con canciones de alto nivel. Así llegaron a la gran final el dúo de César López (h) y Edith Carranza, ambos pertenecientes al Grupo Juvenil de Bulnes Nuestra Señora de la Asunción. Se erigieron en brillantes ganadores y después de la medianoche fueron en bulliciosa caravana a Bulnes donde se los recibió como a los grandes ganadores. Después debieron competir en el Teatro Municipal de Río Cuarto.
Hubo otras ediciones donde hubo recordados ganadores como Richard Agüero (+) de Sampacho quien incluso llegó a Córdoba con su voz y el sentimiento hechos canción.
Lamentablemente estos festivales dejaron de hacerse por una razón desconocida. Pero el saldo es totalmente positivo por varias razones. Las parroquias movilizaron sus equipos musicales o grupos de jóvenes. Algunos mayores participaron en la autoría de canciones con verdaderos poemas dedicados a Dios y a la Virgen.
Lo importante del recuerdo es que cuando a los jóvenes se les da la importancia y la participación que merecen, salen cosas que perduran en el tiempo.
(Fotos ilustrativas)