Mensaje del Dr. Miguel Ángel Schiavone, rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) 

Estimada Comunidad UCA, 

Hace tan solo 10 años gritamos como si viviéramos un gol de la selección nacional cuando el elegido durante el cónclave para ocupar el sillón de Pedro era nuestro Cardenal Jorge Mario Bergoglio. “El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno» (EG 223). Tan cierta resulta esta premisa de Francisco que, desde su primera Exhortación Apostólica, trazó un camino “sin retorno”. Eligió el nombre de Francisco por el santo de Asís, para señalar que su pontificado estaría marcado por la búsqueda de la paz, la defensa de los más débiles y pobres, el amor por la creación, y por construir una Iglesia pobre, de los pobres y con los pobres. Su salida al balcón con una vestimenta sencilla y sus propios zapatos, así como su renuncia a la habitación papal para residir en Santa Marta fueron los primeros indicios que marcaron estos diez años como sucesor de Pedro. 

Francisco recibió un pontificado signado por una crisis de valores, perdida de la dignidad de la vida humana, des-familiarización, materialismo, inequidades, descarte de los más débiles, destrucción de la casa común, creciente individualismo y secularización. La pandemia, persecuciones de fieles y guerras pueden considerarse como causas o consecuencias de esta crisis. A la adversidad, Francisco “le puso el cuerpo” pero también puso “rostro” cuando se encontraba con los sufrientes y un “rostro” diferente hacia aquellos que provocaban sufrimiento, muerte y destrucción del planeta. Durante su pontificado demostró preocupación por la ecología integral basada en la fraternidad (Laudato si, Fratelli Tutti), por el amor en la familia (Amoris Laetitia), por los jóvenes (Christus Vivit), por una Iglesia sinodal de escucha recíproca y discernimiento comunitario, y por la educación (Pacto educativo global). 

En estos diez años, Francisco no hizo halago del Evangelio para luego traicionarlo con su actitud, siempre fue coherente, despertando el reconocimiento de los fieles y también muchos de quienes están fuera de la Iglesia. Francisco nos regala una esperanza transformadora de que un mundo mejor es posible y como siempre nos pide, recemos por él… 

 
Dr. Miguel Ángel Schiavone  
Rector 

Pontificia Universidad Católica Argentina