Parecía como que el tiempo se había detenido allá por los años 70. El carnaval volvió a brillar en Alejandro, gracias al trabajo infatigable de muchas personas, pero con la mejor respuesta de parte de los vecinos quienes conformaron cuerpos de baile, grupos de amigos con muchos disfraces y la mejor onda para divertir a una multitud que se hizo presente en la zona donde se organizaron los corsos.
Fantasía, luz, color, brillo y bellezas donde una importante cantidad de personas le dieron vida a esta fiesta milenaria.