El predio ubicado sobre la ruta E 86, muestra productos hortícolas de alta calidad. Allí se encuentran los integrantes de la Huerta Agroecológica que trabajan “de lunes a domingo”, tal las expresiones de Claudia Francescato quien coordina este núcleos de familias muy interesados en producir, aprender, ganar su sustento y además comercializar sus productos.
Acá no hay agroquímicos ni herbicidas que pueden ser nocivos para la salud, por el contrario las lombrices se encargan de mejorar la tierra con sus nutrientes, las manos sabias de hombres y mujeres cuidan, riegan y protegen los almácigos.
Repollos, lechugas, acelgas, coliflores y toda la variedad que la Madre Tierra puede aportar en este tiempo, sale de ese lugar.
El lugar permite respirar aire puro con olor a tierra húmeda, con manos cortando una planta de lechuga fresca, una cebolla de verdeo y tantas cosas hermosas que se producen en una huerta.
“Ellos (los trabajadores) han dimensionado lo que es la cultura del trabajo”, comienza diciendo Claudia para agregar que son 40 las familias que integran el proyecto. Se han organizado por grupos, e incluso para la comercialización hay un cronograma de venta para cada familia”.
Ocupan un predio a la vera de la ruta E 86 al norte del pueblo que se ha transformado en un oasis verde.
Este grupo Asociativo La Unión Verde prepara los bolsones y los disponen para la venta. Claudia comentó que la comunidad moldense ha tomado conciencia de la iniciativa.
“Hoy (por el pasado sábado) se volaron los bolsones. Estamos muy agradecidos a la comunidad de la ciudad, a la Municipalidad y a todos quienes nos apoyan porque esto se hace con sacrificio pero los resultados están a la vista”.
El campo de trabajo es de una hectárea que alquila el municipio. En cuanto a la rotación del esquema organizativo, desde el mes venidero cada familia podrá comprar su espacio porque la idea es que sea una economía circular.
El municipio aportó todo lo necesario en materia de insumos para la primera etapa de comercialización, la segunda y la tercera.
“Hoy estamos en la quinta etapa donde las familias además de llevar ingresos a la casa, están en condiciones de empezar a pagar su terreno. Ellos mismos ya están generando su propio bienestar social”.
Por último Claudia explicó que estos productores saben que siendo partícipes de este emprendimiento los ingresos llegan; ya están organizados y los conocimientos adquiridos les permiten saber que desde primera hora comienzan a producir, cuando hay que regar, cuando hay que sembrar, como hay que preparar el otro lote porque si no se quedarán sin producción para la comercialización, como cuidar y proteger los cultivos.
“Se hace una cultura de trabajo con un modo de vida donde se genera la responsabilidad y el compañerismo, por todo eso estamos organizando un proyecto de cooperativismo de hortalizas con estas familias”.