Y que los sueños se cumplen, ya no me quedan dudas.
Desde chica soñando con jugar al deporte que me apasiona y en el club que amo. En mi mente no había barreras que podían interponerse en ese camino, pero como en todo camino, siempre hay piedras que esquivar y obstáculos que superar.
El comienzo jugando con varones, que doy gracias a esos primeros compañeros por tratarme como una más. Tener que elegir otro deporte, porque jugar con varones ya no era lo mejor para mí, podían lastimarme, etcétera.
Pero siempre quedó ese sueño pendiente y del que nunca iba a darme por vencida. Pasaron muchos años, en los que pasé por hockey, donde más allá de elegirlo como la alternativa al no jugar fútbol, me sirvió y aportó mucho; aprendí valores, conocí grandes personas y me formó en disciplina, respeto compañerismo y mucho más. Hasta que un día me decidí y animé a ir por ese gran sueño que se había postergado, tuve la posibilidad de comenzar mis pasos en el fútbol femenino, y a partir de ahí siempre tuve en claro qué quería y que era posible lograrlo.
El esfuerzo es grande, en el interior no es tan fácil y el fútbol femenino está en desarrollo, para jugar hay que bancar muchas cosas entre las jugadoras y cuerpo técnico, pero siempre estuve rodeada de personas que me ayudaron, con un plato de comida, una casa donde dormir, unos pesos cuando hacía falta, botines, guantes, alguien con quién hablar, entre tantas cosas más.
Y un día de a poco se iba cumpliendo ese sueño, llegar a River fue un paso gigante en todo esto, tener ese escudo todos los días en la ropa, esa camiseta que tanta gente desea tener, no se como explicarlo y lo que genera es inmenso. Un proceso que tiene su tiempo y donde el crecimiento es constante, exprimiendo al máximo las oportunidades y aprendiendo cada vez más. Luego de la espera, llegó el día, el tan soñado y esperado debut oficial.
Solo puedo dar gracias a Dios por todo lo que viví y sigo viviendo día a día, gracias Dios por hacer posible este sueño. Gracias a todas esas personas que aportaron su granito de arena a lo largo de mi vida. Familia, amigos compañeras, DTs. Simplemente gracias por estar siempre.
Daniela Pontel