- Fue la culminación de nueve días intensos de oración de la novena de la que participaron hombres, mujeres y niños de esta ciudad.
Así como cada 15 de agosto, la ciudad se preparó en muchos sentidos. Hubo inauguraciones, gallardetes, mucho colorido y un sin fin de pañuelos celestes y blancos. También la Banda Infanto Juvenil con sus acordes hicieron emocionar a los presentes.

Cuando los relojes dieron las 15,30 de este pasado viernes, todo fue alegría y devoción. Las campanas al vuelo, la sirena de Bomberos Voluntarios que esta vez no llamaron a una emergencia, la sirena sonó porque había una explosión de fe, sentimientos, historias y devoción.

La bella imagen recorrió las calles de la ciudad y una muy eficaz red de parlantes permitía seguir con atención las preces y canciones que se emitían desde el palco de transmisión. El padre Ignacio Amaya tuvo gestos de gratitud para todos los que trabajaron en el desarrollo de la fiesta patronal. Lo secundaron los sacerdotes Mauro Schwerdt y Nicolás Costantino. La celebración principal fue presidida por el recientemente ordenado cura Elías Mores.
Los gauchos cerraron el proceso de procesión y la misa central fue celebrada en el atrio del hermoso templo dehezino.


