Juan Moreyra es un caracterizado comerciante de Coronel Moldes que hace un par de años fue noticia nacional cuando transfirió su negocio de venta de neumáticos a la empleada que hacía muchos años que trabajaba con él.

«Hace poco recibí un saludo de Estambul por esta noticia y eso me alegró mucho».

Don Juan es uno de los fundadores del Rotary Club, entidad que de hace muchos años opera en la ciudad y la zona.

«Rotary siempre fue una herramienta muy valiosa para ayudar a los menos pudientes». Y allí recordó como junto a sus compañeros realizaron diversas campañas tales como prevención de la ceguera infantil, la sordera y otros estudios médicos sin costo para los niños.

Lo que pocos conocen es su pasado como deportista. Juan fue jugador de fútbol pero en lo que más se destacó es con la bicicleta. Tiene en el negocio una máquina de competición histórica por cierto, muy bien preparada, con cambios y con un historial de miles de kilómetros hechos en carrera y en otras especialidades. «Esa bici tiene cien mil kilómetros y vea en que estado está, impecable».

Y allí desfilaron aquellas pruebas interminables en el Parque Sarmiento de Río Cuarto, en Canals, en la Vuelta de Laboulaye, con récord, en la ruta hacia La Carlota (hoy provincial 4) de una sola mano de cemento, otras pruebas por la región que siempre lo tuvo como animador (y por supuesto) ganador.

Transfirió su negocio a la empleada

Juan Moreyra fue noticia nacional por el enorme gesto que tuvo de transferir su negocio «Moreyra Gomas» a su empleada quien comenzó a trabajar en esa casa cuando contaba con solamente 12 años.

Moreira tiene 89 años y es oriundo de Coronel Moldes, Tiene una empresa relacionada con la industria de los neumáticos en esa localidad. El empresario está al frente de la compañía desde los 20 años y decidió dejárselo a Deolinda Alfonso, la empleada que trabaja con su familia desde hace cuatro décadas, a quien considera como la persona más idónea para llevar adelante el negocio.

Según explicó, esta decisión la había tomado junto a su esposa Elena cuando ella aún vivía, ya que la mujer empezó a trabajar con ellos cuando tenía tan solo 12 años. En ese entonces, por su edad, no tenía experiencia laboral, pero debía trabajar para ayudar a sus hermanos. Hace cuatro años, con el fallecimiento de su mujer y a falta de un hijo, el hombre reafirmó la decisión de heredarle la compañía a Deolinda. “Mi salud no me permite estar más frente a la firma, pero todo sigue igual, la atención sigue siendo como antes y cada vez mejor”, indicó el empresario.