Juan Mauricio Cinotto

Cura italiano de comienzos del siglo XX el más firme precursor de la devoción a Nuestra Señora de La Consolata de Sampacho, hoy uno de los santuarios más importantes del interior del país, donde miles de personas anualmente rinden homenaje a la madre del Consuelo. Falleció un 23 de octubre de 1946.

Aunque fue su sueño de convertir a este poblado del sur cordobés en una réplica de su querida ciudad de Turín con su santuario, lo logró sin verlo  y hoy Sampacho es una población casi única en la devoción que el pueblo y región profesan ante esta verdadera joya espiritual.

De Turín a Sampacho

Cuando corría el 19 de noviembre de 1901 llegaba a Buenos Aires proveniente de su ciudad natal Turín Italia, el joven sacerdote Juan Cinotto.

Debido a sus dotes como persona visionaria, fiel al Evangelio pero dueño de una actividad envidiable, rápidamente se ganó la confianza del internuncio apostólico monseñor Antonio Sabatucci quien lo designa su secretario, un cargo que evidentemente merecía gran seriedad y responsabilidad por su importancia.

Pero Cinotto quería algo más. Tras permanecer en la curia argentina y trabajando un lapso breve en la Colonia de Devoto pidió ser trasladado a un lugar del interior. Quizás Dios ya le tenía deparado una obra de grandeza y por el cual guió sus pasos hacia el centro sur de Córdoba donde recaló en 1905.

Fue precisamente en mes de julio que Juan Cinotto tomó posesión de la parroquia de un pueblito llamado Sampacho muy cerca del límite con San Luis.

Allí comenzó su tarea pastoral. Primero observó que la mayoría de los labradores del lugar provenían de su amada y lejana Italia, hecho que le permitió al padre Juan un acercamiento más rápido con la comunidad. Él mismo hace referencia que las misas se celebraban en castellano y en italiano, en un gesto de respeto profundo hacia la gente del lugar.

Rápidamente se hizo uno más trabajando por el crecimiento de la parroquia y el pueblo. Este sacerdote profundamente enamorado de la Virgen de La Consolata (patrona de su Turín natal)  se propuso diversos objetivos a su llegada a la localidad, entre las que se destacan la idea de mejorar la Iglesia, para la cual se contactó con diversas personas tanto de la jerarquía eclesiástica provincial como del pueblo.

Todo esto lo hizo sin descuidar su vocación sacerdotal y su tarea pastoral.

El padre Juan fue siempre respetuoso de la jerarquía eclesiástica, al punto de jamás tomarse la libertad de actuar en lo religioso sin comunicarlo antes a su superior de turno. Entre otras cartas enviadas por Cinotto al Obispo se destacan el pedir permiso para celebrar un matrimonio ajeno a su jurisdicción o cosas insólitas como el permiso para bendecir una nueva campana. Todas las correspondencias del padre Juan Mauricio Cinotto se traducen en una gran necesidad de trabajar por la fe de Sampacho, ampliando la feligresía y mejorando el templo, como así también se manifiesta el cariño que le tomó a la colonia y con cuántas ganas trabajó por mejorar la iglesia, el aumento de los fieles y el desarrollo del pueblo.

La idea que tenía el padre Juan era que el templo fuera mayor y significara el orgullo del pueblo y la admiración de la zona. Además, quería que todos colaboraran en la construcción del mismo y el padre Juan entonces, encargaba la compra de un banco a cada familia del pueblo.

Para el campanario, que se comenzó a construir en 1909, el sacerdote italiano aportó $1800 de su propiedad y el resto fue donado por el pueblo.

La devoción a La Consolata también es obra del intenso trabajo pastoral llevado a cabo por Juan Cinotto. En su tierra natal, se veneraba a la Virgen Consoladora y desde allá se trajo un cuadro de la misma en 1906, hace ya más de 100 años.

Fue tal el sentimiento despertado en la colonia que la imagen ganó el corazón de los habitantes del lugar muy rápidamente. Tras un 20 de junio día de La Consolata, en el libro de memorias de la parroquia local dice uno de los textos de puño y letra del propio Cinotto: “Había tanta gente que se podía caminar sobre las cabezas”.

La historia posterior es conocida. Juan Cinotto llegó a celebrar las novenas en honor a La Consolata predicando en dos idiomas el italiano y el español a los fines que nadie perdiera escuchar la palabra de Dios y como en esos años predominaban los inmigrantes recién llegados de la Península Itálica, no tuvieron mayores sobresaltos en participar de las celebraciones religiosas.

En 1911, deseando continuar con el aumento de la devoción a La Consolata, el presbítero adquirió una imagen de madera de la Virgen cuyo costo de 3000 liras fue pagado por José Fassán (según lo que indica la tradición), preciosa imagen que hoy muchos hombres tienen el honor de portarla sobre sus hombros, con dulce esfuerzo.

Por el continuo trabajo y empuje de Juan Cinotto el papa Benedicto XV, por bula papal, nombra el 28 de abril de 1915 patrona de Sampacho a nuestra querida Virgen de La Consolata.

Juan Cinotto instaló una usina propia en el templo local, además fue el creador de la Caja Rural Cooperativa en 1911 que fue la primera de la Nación a los fines de apoyar los emprendimientos de los productores y cuidar sus intereses. Posteriormente fundó la Caja Rural de Bulnes. Sin duda que el orden que caracterizaron al padre Cinotto debe haber comunicado este hecho a las autoridades, no solo de Córdoba, sino también al representante del Papa en el país, o sea del Nuncio. En este sentido, se tiene conocimiento de que existe en el Vaticano un archivo de Sampacho que estaría compuesto por cartas enviadas por el padre Juan a la Santa Sede.

En el plano eclesiástico, fueron obra del sacerdote: el comité parroquial en 1907 y que logró la unión de todos los feligreses, la liga de Damas Católicas y la Juventud Católica, en 1919; creó las cofradías del Apostolado de Oración del Carmen, Tierra Santa, Propagación de la Fe, Santísimo Sacramento y otras más.

En el año 1920 fue el fundador del Colegio La Consolata (actualmente este establecimiento tiene todos los niveles educacionales y el Nivel Superior lleva precisamente su nombre) e impulsor de la labor de las religiosas del Bueno y Perpetuo Socorro quienes estuvieron en Sampacho ocho décadas.

Por otra parte el crecimiento que experimentó la parroquia fue tan inmenso que con el paso de los años, la fiesta de los 20 de Junio era majestuosa con miles de fieles provenientes de todo el país.

Fue condecorado con la Medalla de Oro Benemerenti otorgada por Su Santidad Pío X y el obispo de Córdoba monseñor Zenón Bustos le hizo entrega de la misma en emocionante ceremonia. Así la iglesia nacional reconocía la labor de este cura sin dudas uno de los más brillantes que tuvo el interior del país. Sampacho creció hasta que vino el terremoto y la cantidad de habitantes disminuyó. Pero Cinotto, no acostumbrado a los movimientos sísmicos, tuvo miedo pero siguió fiel a Cristo en Sampacho hasta su muerte.

Además de haber hecho conocer la devoción de La Consolata, fue quien compró en cien mil liras el fabuloso órgano de tubos de la fábrica “Balbiani” de Milán, en agradecimiento al pueblo por sus 25 años de párroco, cuyas notas salen orgullosas de sus 1.227 tubos; más otras riquezas que posee el santuario local y por supuesto el gran gestor de haber traído desde Turín la más hermosa imagen religiosa que se conoce en esta zona como es la amada Virgen de La Consolata. Dos aspectos de la importancia con las que iniciaba cada epopeya el padre Cinotto. El órgano “Balbiani” en su modelo es uno de los cinco existente en todo el mundo.

En cuanto a la imagen mayor de La Consolata, es soportada por 28 hombres que caminando en andas cada 20 de junio la llevan en procesión junto a sus 1.232 kilos de peso. Por su contextura hecha totalmente en madera y pintada en dorado al bruñido, es una imagen majestuosa también única en todo el planeta. Juan Cinotto soñaba ver a su parroquia convertida en Santuario. Sin embargo no pudo ver cristalizado su sueño porque justamente dos semanas después de la muerte del Canónigo Honorario de la Catedral de Córdoba, Juan Cinotto, la parroquia de Sampacho recibió el honor de ser declarado Santuario por orden de Monseñor Leopoldo Buteler.

El pueblo de Sampacho tributó homenaje al “Padre de La Consolata” designando un barrio completo con su nombre. A la vez el primer Instituto Superior de la localidad también lleva su nombre como así también el colegio de Hermanas del Bueno y Perpetuo Socorro que fuera por él fundado en marzo  del año 1920.

Héctor Domingo Amaya