En tiempos en que Sampacho transita los pasos previos a su 149º aniversario, hay historias que bien vale la pena reflejar, como para ilustrar el temple de los pobladores de este lugar por más que este ejemplo sea un caso fortuito..

Allá por 2013 aproximadamente, una furte tormenta se abatió sobre la localidad. El fenómeno causó daños pero todo no pasó de ser eso: una fuerte tormenta y algún que otro inconveniente causado por el viento.

Pero hubo un hecho que causó cierta tristeza, porque un árbol de la Plazoleta del Inmigrante contiguo al edificio policial, fue virtuamente destruído por un rayo que lo dañó considerablemente.

Juan «Juancho» Estrada así recuerda aquel episodio:

«El árbol había quedado muy mal y recibimos la orden de cortarlo definitivamente. Pero lo fuimos a ver y notamos que no estaba muerto del todo. Recuerdo que cavamos un poco y vimos que la raíz no había sufrido el golpe del rayo como así lo demostraba el resto del arbolito que estaba en las últimas. Le dije al intendente Guillermo Oliva que lo podríamos recuperar. Y así fue. Con los compañeros de la Muni le pusimos fertilizantes, lo cuidamos e íbamos viendo como podría recuperarse. También le hicimos un cerco de protección, aunque los vecinos decían que no se iba a recuperar».

Estrada prosiguió con su recuerdo cuando revive la alegria de ver la aparición de las primeras hojitas, luego un tallo, luego más hojas y apareció el verde, en este caso el del color esperanza.

«Y miren como está hoy, firme, lleno de ramas de hojas totalmente fuerte y haciendo su trabajo de dar sombra para el verano», expresó «una de las vecinas del barrio.»Juancho Estrada.

Recuerdos

Ese árbol hizo recordar algunos episodios propios de la historia lugareña, donde Sampacho supo sobreponenrse a la adversidad como en los tristes días del terremotode junio de 1934 allá hace 90 años, o con la inundación de diciembre de 1972, o aquellas tormentas ciclónicas que lo castigaron dos por tres.

Pero siempre para el pueblo salió el sol al dia después, donde los miedos y la adversidad quedaron atrás, igual que el árbol de Los Inmigrantes que resurgió prácticamente de las cenizas.

«Y…el árbol está ahora ahí, firme…como debe ser», tal lo que expresa Juancho Estrada fiel a su refrán personal.