El domingo 19 de octubre de 1975 los ferroviarios de Sampacho rindieron homenaje a los que fundaron el ramal Río Cuarto-Sampacho- Villa Mercedes.

Un 20 de octubre de 1875 pasó el presidente Nicolás Avellaneda dejando habilitado uno de los corredores más importantes que es el unir los puertos de Buenos Aires y el Paraná con las regiones de Cuyo.

Lo hicieron con una gran fiesta. Eran las 10 de la mañana cuando la máquina a vapor tripulada por el maquinista Pleitel hacía su ingreso a la estación haciendo sonar su silbato. El tren era histórico porque llevaba consigo bailarines italianos y austríacos que bailaron sobre una chata.

Música, sonido de vapor y un par de locomotoras diésel con vagones de última generación para visitar situados detrás de la isla central. Que maravilla!!. La fiesta se completó cuando el intendente Héctor D’Andrea y los ferroviarios de Sampacho inauguraron la Plazoleta Centenario.

Era el año en que Sampacho celebraba su primer siglo de existencia.

Cinco rieles hacia el cielo por veinte años cada uno, simbolizaron precisamente esos cien años de progreso que significó el tren. Una antigua rueda de vagón fue ubicada en el monolito y el pueblo disfrutó todo el día de esa fiesta. No solo eso. Se realizaron viajes hasta la estación Chañaritos porque principalmente los niños tenían que darse ese gusto.

Foto original que data del domingo 19 de octubre de 1975 cuando se conmemoró el centenario del ferrocarril en Sampacho

Los ferrocarriles en Sampacho hicieron historia por eso la estación fue declarada Patrimonio Cultural Histórico el 20 de octubre de 2005.

Y por esa razón se creó la Bandera de Sampacho justamente ese día. Un tiempo de reflexión para nuestros ferroviarios que si vieran el despojo de hoy, seguramente derramarían más de una lágrima. Pero esa es historia aparte. Porque de a poco, el ferrocarril vuelve a tender sus venas de acero hacia el interior del país. Y ojalá, el mismo sonido de una locomotora, el mismo andén, la misma sensación de adiós o reencuentro, nos traiga aquel recuerdo. El del día en que cinco rieles, miraron al cielo para testimoniar su gratitud a tantos hombres de trabajo que hicieron grande a nuestra Argentina.