El acto que organizó el juecismo para que sirva como plataforma de lanzamiento del que quizás sea el último intento de su líder -al menos él lo deslizó así- tuvo una disposición clara: en las tribunas laterales, la militancia de todos los espacios; en el campo de juego, militantes más encumbrados y dirigentes de mayor peso a medida que se acercaban a la primera fila; y la tribuna cabecera donde subieron Juez, De Loredo, Carasso, Rodríguez Larreta, Bullrich y Morales rodeados de personas sin identificación partidaria y vestidos con ropa clara. Una imagen de ‘pureza’.

En los discursos abundaron las críticas al gobierno provincial y nacional y los ‘palitos’ a Javier Pretto y Myrian Prunotto.
En el breve discurso que dio antes de abandonar el acto, Rodríguez Larreta elogió la unidad de Juntos por el Cambio en Córdoba y la calificó de «ejemplo» para el resto del país.

«Para ganarle al kirchnerismo tenemos que ganar en Córdoba, se los pido de corazón», manifestó el alcalde porteño, y arremetió: «Hay que terminar con el unitarismo de los Kirchner que concentraron todo el poder en el gobierno nacional para después apretar a los gobernadores».
Luego le cedió el micrófono a Bullrich, le dedicó algún gesto de buena sintonía a su competidora y desapareció.
Luego llegó el turno de Patricia Bullrich, autopercibida como ‘Madre Coraje’. Si el jefe de gobierno se dedicó a elogiar a los candidatos cordobeses antes que llevar agua para su molino, la exministra de Seguridad hizo todo lo contrario. Repitió una y otra vez la palabra «coraje», que es una imagen a la cual se la asocia y una característica de la que, según ella misma, Rodríguez Larreta carece.

Asistieron dirigentes y candidatos de gran parte de la provincia.