En uno de los tantos viajes a la vera de las viejas vías del ferrocarril ramal Vicuña Mackenna-Sampacho, , observaba como el paso del tiempo fue deteriorando un camino de acero que en su momento fue de suma utilidad y que permitió el nacimiento de varios pueblos, entre ellos una orgullosa ciudad como Coronel Moldes. Que además de posibilitar el traslado de tantas mercancías y pasajeros ilusionados con un determinado destino de reencuentros, también recibió la visita de ilustres visitantes.
La anécdota es real y aconteció hace exactamente 57 años
Allá por octubre de 1965, en el comienzo de la calle Vélez Sársfield de Sampacho en la zona sur del pueblo, había una cancha de bochas. Piso de tierra, barandas de alambre de tres hilos y frontón de una sola madera alta. Los sábados y domingos se reunían un grupo de amigos que despuntaban el hermoso vicio de las bochas con el medio de vino clarete y naranjada.
Tardes enteras jugando sin ningún problema. Un día comenzó a sumarse a este grupo un señor Miguel Ángel Díaz. Era maquinista de trenes y siempre vestía un mameluco o jardinero de color azul. Hombre respetuoso se hizo de amigos siempre con una gran cuota de respeto. Jugaba pero más le gustaba mirar. Así radicado transitoriamente en Sampacho por esas cosas nómades de los ferroviarios en aquellos tiempos, de a poco comenzamos a conocerlo.
Y los amigos tienen esas facultades extras para adivinar cuando sucede algo fuera de lo común.
Un día sábado el ferroviario llegó muy emocionado. Guardando silencio, todos se preocuparon, pensando que era un problema familiar.
Pero no: todo lo contrario. Relató que desde La Fraternidad se había hecho una selección de conductores de tren y este amigo resultó electo como el mejor por su seguridad conductiva.
¿Y porque tanta emoción Don Díaz? Se le preguntó.
«Es que mañana domingo, conduciré el tren que lleva al presidente de la Nación Arturo Illia desde Las Higueras a Coronel Moldes».
Cuando los parroquianos y habitués de esa humilde cancha de bochas sintieron la potente bocina de la ALCO de color amarillo y rojo corriendo alegremente por las vías, todos se emocionaron y mucho más cuando antes de llegar a la ruta 8, pasando por la vieja estación del Pacífico don Díaz saludaba con su silbato estridente.
Y nuestro amigo? Paaaa: casi nada. Nada más y nada menos que el motorman del presidente de Illia.
(Nota de la R.) El domingo 24 de octubre, el presidente Arturo Illia visitó la ciudad de Coronel Moldes donde dejó inauguradas varias obras de progreso para esa población. También al regreso hizo una escala en Bulnes (Foto descendiendo del coche presidencial).
Mingo Amaya