Color, canciones, preces, alegría y los aromas serranos mezclados con un montón de exquisiteces que se pudieron saborear en la plaza frente al histórico templo de Achiras.

«Y…yo vengo a la fiesta desde que era chica y siempre se vivió esta emoción. Los tiempos cambiaron. Antes el pueblo mas pequeño con calles de tierra y hoy la vida moderna me lo cambió, pero Achiras se viste de fiesta para este tiempo». Así Isabel, una vecina del lugar contó como vivieron las patronales después de dos años en pandemia. Vidrieras adornadas, familias enteras disfrutando la fiesta y múltiples sabores como para recordar que la fe también entra por el estómago.

Las vidrieras adornadas con motivos marianos, responden a la tradición, al igual que los pañuelos al despedir con tristeza a la imagen que arribó en el siglo XIX para la protección del pueblo.